Pensiones. Apuntes para una posible solución

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En este artículo nos hacemos eco de las posibles medidas a tomar en opinión de José A. Herce (colaborador de la Fundación Activos de Gran Experiencia) planteadas en su artículo de El Pais el pasado 1 de noviembre.

España se encuentra sometida a enormes retos derivados de la creciente longevidad y la reducción del número de cotizantes por cada pensionista. La creciente distancia entre la edad de jubilación y la esperanza de vida a dicha edad de jubilación hace que cada vez haya que extraer más recursos de una base más pequeña y acaba por hacer a las promesas de pensiones de la Seguridad Social la mejor inversión financiera (de las cotizaciones pasadas) de todos los tiempos, aunque insostenible, claro.

La falta de trabajadores (consecuencia de la caída de los nacimientos y de la inmigración) es solo en apariencia un problema. Mejor dicho, su solución (con más niños e inmigrantes) acaba creando un problema mayor de sostenibilidad futura si se mantienen las promesas actuales.

Así las cosas, para el caso español, me centraría en encontrar soluciones fiscales temporales para paliar el déficit de las pensiones públicas que el agotamiento del Fondo de Reserva va a exponer crudamente en 2017, desde luego no bajando los impuestos generales durante unos años. Como estas soluciones serían dolorosas para los contribuyentes, trataría en paralelo de plantear nuevas reformas estructurales que asegurasen la sostenibilidad de las pensiones públicas ajustando los ingresos a los gastos, por ejemplo, empezando a pensar que, dada la general participación de las mujeres de 45 años o menos en el mercado de trabajo, las pensiones de viudedad para trabajadores de esta edad o menos pasaran a ser pagos únicos al fallecimiento de la pareja.

También equipararía de verdad las pensiones de todos los trabajadores: por cuenta ajena, por cuenta propia y afiliados al Régimen Especial(ísimo) de clases pasivas del Estado. Por último, liberaría los límites a la edad de jubilación para que se adaptasen pari passu cada año, y proporcionalmente, al aumento de la longevidad, teniendo en cuenta, naturalmente, los casos de trabajos especialmente onerosos.