El futuro de las pensiones

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Nos hacemos eco en esta ocasión del artículo escrito por Lorenzo B de Quirós sobre el futuro de las pensiones en nuestro país a la vista de los contundentes datos que arroja el ciclo de envejecimiento de la población en el que estamos inmersos, y fijándose en el actual sistema de creación de las cantidades necesarias para que existan y se mantengan, poniéndo sobre la mesa la posible solución de las Administradoras de Fondos de Pensiones.

El actual sistema se basa en que las contribuciones realizadas por una persona en toda su vida laboral para devengar una prestación económica proporcional a ellas cuando se jubile no se acumulan en ningún fondo. Se emplean en sufragar a quienes están ya retirados. En la práctica, el régimen de reparto es un fraudulento y peligroso esquema de Ponzi bautizado con el noble y equívoco apelativo de solidaridad intergeneracional.

De acuerdo con las proyecciones del INE la tasa de dependencia, esto es, la ratio activos-pensionistas pasará del 50,39% en estos momentos al 58,17% en 2022 y al 99,54% en 2052. En ese año, por cada 100 personas en edad de trabajar habrá 99,54 inactivas.

Ante la futura e imparable avalancha de pensionistaslas fórmulas planteadas para salvar el sistema de reparto, léase retrasar la edad de jubilación, aumentar el número de años cotizados para cobrar la pensión etc. son parches que no resuelven el problema. Al final conducirán bien a un drástico recorte de las pensiones bien a hacer recaer sobre las generaciones futuras una carga fiscal insoportable. Cualquiera de esas dos alternativas o una combinación de ambas no sólo tendrían unas consecuencias económicas negativas, sino también conduciría a una guerra intergeneracional porque es improbable que nuestros hijos y nietos acepten con resignación sacrificar su nivel de vida para sostener el de los jubilados.Esto obliga a una reforma estructural del sistema.

En el artículo el autor nos habla de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), ya en activo en Chile, cuya definición resume así:

Cada trabajador contribuye con una parte de su salario a una cuenta a su nombre y de su propiedad depositada en una AFP y ésta la invierte en una cartera diversificada de activos que permite realizar una combinación razonable riesgo-rentabilidad. Los rendimientos proporcionados por esa cartera se acumulan durante el tiempo de cotización y el trabajador comienza a recibirlos cuando se retira. De este modo, las pensiones quedan blindadas de la discrecionalidad política y de la evolución demográfica convirtiéndose en un poderoso instrumento de ahorro individual a largo plazo.

Recomendamos leer el artículo original pulsando en el link al principio del texto.